Reflexiones sobre el baloncesto femenino español: Presente y futuro.

Llevamos muchos años viendo cómo las distintas selecciones españolas femeninas de baloncesto, verano tras verano se cuelgan las medallas de oro, plata y bronce en los mundiales o europeos respectivos. Todas las selecciones de cantera, la U17, la U18, la U20 y la selección absoluta puede decirse que están en la élite del baloncesto femenino mundial. Y sin embargo una jugadora que acaba su ciclo de formación es muy difícil que pueda jugar en Liga Femenina, que es la máxima categoría en España, y mucho menos aún que el baloncesto pueda ser, como lo es en el baloncesto masculino, su modo de vida. Las mejores jugadoras nacionales tienen que emigrar para poder ganar dinero. En Europa, y ya no digamos en USA, las mejores jugadoras nacionales o internacionales ganan mucho más de lo que pueda pagar un club de élite en España. Eso supone que las competiciones femeninas en España no puedan competir en vistosidad y gancho para los espectadores como pasa con el masculino. A esto alguien me puede decir que en la ACB hay pocos jugadores nacionales bien pagados, y es verdad; a veces los clubs prefieren fichar jugadores de fuera ya consagrados que incorporar a los jóvenes talentos nacionales. Esto lo vemos verano tras verano, y muchas veces me ha sorprendido la calidad de los jugadores que se quedan sin club para la temporada. Pero nada comparable con lo que pasa en el baloncesto femenino nacional. Por una parte no hay sponsors dispuestos a mover su dinero en este deporte femenino. Año tras año constatamos que lo que se ha ganado en las canchas, el ascenso a la máxima categoría, se pierde en los despachos por la impotencia de no encontrar el dinero suficiente para sacar el equipo en Liga Femenina. La desaparición de clubs de primera categoría que lo han ganado todo como el Ros Casares o el descenso de todo un campeón de liga como el Rivas son solo ejemplos recientes de lo que ocurre con asiduidad en este deporte. Hace poco hablaba con un norteamericano, aficionado al baloncesto y gran conocedor de esta realidad nacional, así como admirador de nuestro baloncesto tanto femenino como masculino, que no entendía esta falta de comunión entre este deporte y el resto de los españoles (el público o los medios de comunicación). ¿Qué tienen que hacer nuestras jugadoras para que se tenga en cuenta sus méritos (medallas de plata en el Mundial y las últimas Olimpiadas de Río 2016) en España?

Nuestra selección femenina de baloncesto después de USA, es la selección de moda en Europa y el resto del mundo. Y sin embargo podemos de disfrutar de pocas de estas jugadoras en España. En cuanto una jugadora destaca especialmente, las ofertas de equipos extranjeros se acumulan en los despachos de sus representantes. La capitana Laia Palau, Alba Torrens, Anna Cruz, Laura Nicholls, Astou N´dour, Cristina Ouviña, Leticia Romero, Sancho Little, Queralt Casas etc., etc. juegan fuera de España. Solo clubs de la élite como Perfumerías Avenida o el Spar Citylift Girona tienen algunas de las jugadoras más destacadas: Silvia Domínguez, Laura Gil, Laura Quevedo y Leonor Rodríguez. Una gran parte del problema es la exigencia máxima de los clubs por resultados inmediatos, lo que hace que las jóvenes solo tengan la alternativa de jugar en España en Liga Femenina 2 o marcharse buscando otras vías de formación, como pueden ser las becas de deporte y estudios en USA. Se les da muy pocas oportunidades a las jóvenes de seguir formándose en España. A los 18 años una jugadora es difícil que esté madura para jugar en un equipo senior al máximo nivel. Pero veo que muchos equipos de Liga Femenina, ante el problema económico que se plantea para funcionar en la categoría, fichan pocas jugadoras para el equipo. Es corriente que solo tengan 9 o 10 jugadoras disponibles. Y aquí empieza el dilema, ¿por qué no completan el planten con jugadoras jóvenes que acaban su ciclo de cantera? Esto sería muy interesante para que empiecen a saber manejarse en los niveles de máxima exigencia. En España se está haciendo un gran trabajo de formación en el baloncesto. De eso no cabe la menor duda, y las medallas europeas y mundiales inundan nuestro baloncesto. Lo que a mi modo de ver no tiene respuesta es la repercusión que este hecho tiene a la hora de buscar dinero que sustente esta realidad. Y el peligro de verdad es que esto vaya a peor, que España siga generando jugadoras de mérito que no tengan más remedio que buscarse la vida fuera de España. Lo que hará que el baloncesto pierda vistosidad, como creo que ya está ocurriendo, cuando se podría disfrutar de verdad de estas generaciones de jóvenes jugadoras que harán las delicias de otras ligas en otros países. Y el futuro sea más negro todavía de lo que ya lo es.