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Los Diamantes son para siempre

Dimitris Diamantidis dice adiós a sus 35 años y cuelga las zapatillas como uno de los grandes mitos del baloncesto europeo de este siglo.


El pasado 17 de septiembre en el OAKA Arena, Diamantidis se retiraba profesionalmente del baloncesto. Lo hacía a lo grande y entre los grandes. En su casa y en un cuadrangular-organizado por Panathinaikos y llamado “Diamonds are Forever”- en el que participaron Macabbi Tel Aviv, CSKA Moscú y Barcelona. Da igual quién perdió o quién ganó, bueno si, perdió el baloncesto. Y es que la despedida de un jugador que come en la mesa de Zeus siempre duele. Su palmarés le avala y no es para menos. Tres Euroligas (2007, 2009, 2011), dos MVP de la Final Four (2007, 2011), MVP de la fase regular (2011), cuatro apariciones en el Quinteto Ideal (2007, 2011-2013) y seis premios al Mejor Defensor (2005-2009, 2011). Además hay que añadir el oro en el Eurobasket de 2005, con canasta decisiva en semifinales contra Francia, la plata del Mundial de 2006 y las nueve Ligas y 10 Copas de Grecia. Pero es más que todo esto. Diamantidis es un hombre de leyenda. Su huella será eterna y así lo reafirmó el actual entrenador del F.C.Barcelona, Georgios Bartzokas: “el 13 cambió la forma de entender el baloncesto”.


Mentalidad ganadora, personalidad, manos rápidas y un sentido de la colocación envidiable definen a este tipo. Hay muy pocos jugadores que hayan leído mejor que Diamantidis el ataque en baloncesto. Aún menos, si es que alguno, que haya leído mejor de la defensa. Y apenas un puñado -siendo generosos- que hayan tenido esa lucidez en las dos canastas. Por eso siempre ha sido el entrenador en la pista, el líder del equipo y en definitiva, el pilar de todo el Panathinaikos que tendrá que seguir adelante sin su capitán después de 12 temporadas consecutivas. Su técnica innata y su idea de entender el juego lo han elevado a lo más grande y han permitido que se despida como el mejor pasador de la historia (1255 asistencias, el único que ha llegado a las 1000) y el mejor ladrón (434). Sólo Juan Carlos Navarro ha disputado más partidos y, siendo base, acabó entre los diez máximos reboteadores del torneo (969) y entre los 15 mayores taponadores. En definitiva, se nos marcha un talento. Un espíritu que seguirá vivo en el 37 de la Avenida de Kifisias. Un diamante verde que permanecerá en la memoria del baloncesto griego. Hasta la vista Eterno Capitán.

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