El poder de los jefes de prensa
- Jaume Rius
- 7 jun 2016
- 2 Min. de lectura

Es lógico que en el baloncesto, como en la vida, la evolución sea constante. Pero sin querer pecar de nostalgia-resultaría absurdo-no todas las innovaciones resultan positivas. No recuerdo cual fue el primer club que contó con su jefe de prensa pero, salvo honrosas excepciones, la mayoría de ellos en lugar de facilitar la labor de los medios de comunicación como tendría que ser su objetivo lo que acaban haciendo, con demasiada frecuencia, es complicarla. Y hay alguno que incluso "se enfadan" cuando algún compañero entrevista a algún jugador de los considerados "rebeldes" al entrenador o al club.
Quiero explicar algunas anécdotas vividas personalmente. Por ejemplo, Miguel Angel Forniés se desvivía por atender todas mis peticiones cuando solicitaba la presencia de algún jugador del Joventut para Televisión de Catalunya pero nunca podía localizarme al entonces entrenador del Joventut, Aíto García Reneses. "No hay manera de poder hablar con él" me comentaba Fornies. Entonces yo llamaba directamente al particular contestador de Aíto que, al escuchar mi voz, descolgaba el teléfono y concretábamos la entrevista. Era evidente que algo fallaba.
Cuando Joan Laporta se hizo cargo del Barcelona designó a Josep Cubells responsable de la sección de baloncesto. Como el jefe de prensa era Oriol Bonsoms, siempre dispuesto a querer demostrar "su poder" le comenté a Cubells que hiciera el la gestión, cosa que disgustó el susodicho que quiso estar presente en la entrevista a pesar de ser un sàbado al mediodía. Antes de comenzar Oriol me dijo que "sólo podría hacer tres preguntas" a que le respondí que haría las que quisiera o el entrevistado se cansara ya que estava acompañado de su familia. Se puso detrás mio y a poco de comenzar empezó a hacer gestos "de que cortara" ante la sorpresa de Cubells y del cámara. La entrevista duró lo que consideré oportuno y cuando terminamos le cayó una bronca por mi parte y una mayor del presidente de la sección del Barcelona. Sin duda fue una buena lección para el.
Y es que muchos directivos y entrenadores aprovechan la figura del jefe de prensa para su beneficio particular, circunstancia que ningún club debería permitir. Aunque las arcas de la ACB estén muy vacías debería enviar cada año a algún jefe de prensa a la NBA para aprender de cual tendría que ser su verdadero cometido. Y, por cierto, la valoración de los partidos no la tendrían que hacer los entrenadores y si los periodistas para demostrar que entienden de lo que hablan o escriben en lugar de felicitar al técnico y a los jugadores por cualquier victoria ya que se ha convertido en un "peloteo absurdo" ya que periodistas de Barcelona felicitan a Pablo Laso y los de Madrid a Xavi Pascual. E igual ocurre en el resto de España.
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