GET ON UP. I´M A POINT MACHINE
CSKA 88–81 LOKOMOTIV
El poder ofensivo del CSKA determina la marcha de los partidos. ¿Suena a Perogrullo? Posiblemente.
El equipo del ejército rojo empieza los partido intentando atropellar al equipo contrario a base de puntos, con el propósito de conseguir un colchón de puntos que le permita manejar el resto del encuentro a su antojo, que no es otro modo que forzar al otro equipo a intentar seguir su ritmo anotador con el peligro que ello supone para los que van por detrás en el marcador con la presión de tener que meter canastas obligatoriamente si desea tener alguna opción de plantar cara a los moscovitas. Tan fácil…tan difícil.
Esto es mucho más sencillo de llevar a cabo si en tu equipo cuentas con un arsenal nuclear como De Colo, Teodosic, la selección de Rusia, y Haynes barriendo todos los rebotes con una estatura equiparable a su anchura de hombros, y con un cuello como un búfalo.
Así ha ocurrido hoy desde el comienzo del encuentro, con Nando de Colo anotando puntos en el primer cuarto mientras decide si se divorcia de Lola o se viene a Madrid a disfrutar del sol y del Real Madrid para finalizar con 23-12 en el marcador.
En el tercer y cuarto cuarto Draper (26 puntos) y Delaney (17 puntos), los bases del Lokomotiv, que de base organizador tienen sólo el nombre, tomaron las riendas anotadoras de su equipo y conseguir reducir en dos puntos la ventaja del CSKA en 20 minutos. Lo dicho: nadar y guardar la ropa.
Por parte de los moscovitas destacar la actuación, como buen griego, de su entrenador Dimitris Itoudis quien, como si se tratase de un buen actor secundario, le robó el protagonismo a sus jugadores intentando manejar la actuación arbitral en su favor. No hacía falta. Se le notó sobreactuando. Haría mejor en estar al margen e intentar dirigir a su equipo más que al trio si no quiere ver cómo Zeljko se pone morado zampándoselo en la final (siempre y cuando el Fenerbahce cumpla con su parte del trato en la segunda semifinal).
En el último cuarto pareció por unos instantes que el Lokomotiv iba a conseguir sorprender al CSKA, pero era sólo una ilusión, porque De Colo (30 puntos) volvió para poner las cosas en su sitio y dejar una posible mascletà en dos petardos de cinco céntimos para conseguir el pase a la final del domingo.